Hotel Rural la Peregrina

El hotel la peregrina se encuentra en Carucedo en la carretera a las médulas a tan solo unos 3 km es ideal,familiar tiene piscina las 24 h, nos dieron las llaves de la habitación y la de acceso,parecía que estabas en tu propia casa, el trato es familiar

Está en un entorno extraordinario. Son solo 10 habitaciones, pero grandes y muy limpias. El desayuno es más que suficiente. Tiene una buena parcela de hierba bien cuidada, con hamacas para tomar el sol o para leer tranquilamente a la sombra, y una piscina cubierta muy limpia y disponible las 24 horas. Pista de pádel (de muro). Las instalaciones están muy bien cuidadas y tiene una agradable decoración. Pero lo mejor, sin duda, es la atención de Samuel, siempre atento a lo que necesites y dispuesto a aconsejarte sobre actividades o restauración en la zona. Si podemos, repetiremos. Y seguro que recomendaremos a nuestros amigos.

Horrible. Trato desagradable y muy maleducados. Las instalaciones no estaban preparadas al llegar, pagamos por un desayuno que nunca nos dieron. Awful. Unpleasant and very rude treatment. The rooms were not ready upon arrival, we paid for a breakfast that was never given to us. It was one of the most unpleasant experiences I had on vacation. I do not recommend it.

Reservamos el hotel completo para un grupo grande para una noche. Para empezar, al llegar, incluso más tarde de la hora establecida para el check-in, las habitaciones aún no estaban preparadas y con bastante polvo por todos lados. El jardín con la hierba sin cuidar, prácticamente a la altura de los tobillos. La pista de pádel muy mal cuidada, llena de hojas. La zona de la piscina similar y con el agua con con hojas y bichos que nosotros mismos quitamos. Las mesas y sillas para usar fuera, obviamente sin montar y sucias. Al margen de todo esto, lo peor, sin lugar a dudas, la falta total de educación por parte del hombre y la mujer que estaban allí, partiendo de que estaban por las zonas comunes, usando la piscina mientras nosotros estábamos por el jardín también o grabando y subiendo vídeos a redes sociales, por supuesto sin consentimiento. Sobre media noche vinieron, de muy malas formas a decirnos que qué nos creíamos haciendo tanto ruido y que no podíamos seguir usando las zonas comunes. Lo peor llegó a la mañana siguiente cuando, sin ningún motivo, la mujer responsable empezó a gritarme e insultarme (la noche previa ya también estuvo bastante impertinente con todo el que se cruzaba) y a negarme la hoja de reclamaciones, llegando incluso a empujarme. Para cuando vino la Guardia Civil, que los tuvo que obligar a darnos hojas de reclamaciones, seguían insultando e incluso llegando a insinuar que habíamos robado alguna de sus pertenencias. Para acabar, a pesar de estar incluido el desayuno, se negaron completamente a servirlo.